Reflexión para resignificar nuestra vejez
Sentada dentro de un Starbucks presencie la entrevista de un adulto mayor para poder conseguir un trabajo, el nervio y preocupación por conseguirlo sigue siendo un factor en la persona, sin importar su edad.
Actualmente nos encontramos aliviándonos de los estragos que trajo la pandemia, en donde el panorama era negro, con decrecimiento económico y escasas oportunidades laborales. Ahora nos encontramos esperanzados en encontrar una nueva oportunidad, pero la preocupación es cada vez mayor, ya que en cualquier escenario nos encontramos con alguna dificultad para conseguir un trabajo. Por un lado, los jóvenes tienden a ser rechazados por la falta de experiencia y preparación,
mientras que las personas mayores son rechazadas por el simple hecho de su edad.
La incoherencia e ironía cada vez es más presente, las empresas están en la búsqueda de un sector poblacional muy específico, los benditos 30; dentro del cual hay una gran competencia laboral y el otro porcentaje poblacional nos encontramos esperanzados en encontrar algo que sea adecuado para nosotros.
“Yo hoy con tan solo 23 años, puedo decir que me siento más identificada con una adulta mayor, que con una persona de 30-40 años.”
Mientras que, ambos nos encontramos en diferentes circunstancias, somos ambos los que sabemos que contamos con alguna limitación para encontrar un trabajo adecuado a nuestras necesidades. Con el alza de los precios, una inflación visible y los salarios que se ofrecen, nos encontramos en una encrucijada para poder solventar nuestros gastos y tener asegurado nuestro retiro.
Hay una visión negativa en los jóvenes, haciendo mención que las nuevas generaciones no estamos dispuestas a permanecer tanto tiempo en la empresa, cuando es la misma empresa la que nos hace querer migrar a otros lados. Personas mayores y adultos sean de la edad que sean, todos vivimos con la misma preocupación sobre cómo será nuestra vida después del retiro, las pensiones ya no son como antes, no podemos seguir con la aspiración de vivir de nuestras pensiones como lo hicieron nuestros abuelos, nosotros tenemos que aprender a ahorrar y conseguir cierta seguridad financiera para cuando nos retiremos,
de ahí la importancia de resignificar la vejez y nuestro futuro.
Escrito por: Lic. Daniela Antúnez Vela, “La vida laboral después de la pandemia”, 23 años.