lunes, septiembre 29, 2025
Salud y prevención

Alzheimer en la vida real: señales de alerta que todos debemos conocer

El Alzheimer es una enfermedad neurodegenerativa que afecta diferentes funciones cognitivas, como la memoria, el pensamiento y el comportamiento.

Y sus consecuencias impactan profundamente a quienes la viven. Es la forma más común de demencia (sí, existen otros tipos) y, poco a poco, interfiere en la vida diaria de millones de personas en el mundo.

Hoy en día no hay cura, pero un diagnóstico temprano puede marcar la diferencia: ayuda a enlentecer su progreso, acceder a tratamientos oportunos y preparar tanto a la persona como a su familia para los cambios que vienen. La edad avanzada es el principal factor de riesgo, pero también influyen la genética, los antecedentes familiares y el estilo de vida.

Por eso es clave reconocer las primeras señales. Olvidemos la idea de que Alzheimer = vejez o que se trata solo de “achaques” o despistes cotidianos. Estos cambios, vistos con atención, nos alertan de que algo más profundo está ocurriendo.

A continuación, te compartimos 10 señales comunes, ilustradas con situaciones de la vida real, que pueden ayudar a identificar el Alzheimer en sus etapas iniciales:

Olvidos frecuentes que afectan la vida diaria

No hablamos de olvidar dónde se dejaron las llaves de vez en cuando, sino de situaciones constantes como no recordar citas médicas, repetir las mismas preguntas varias veces al día o perder objetos sin poder recuperarlos. Un familiar puede notar que las agendas y recordatorios ya no son suficientes para compensar estos olvidos.

Dificultad para planear o resolver problemas

Actividades simples como seguir una receta, hacer cuentas o pagar los servicios empiezan a representar un reto. Un ejemplo es cuando una persona que toda la vida administró la economía del hogar comienza a confundirse con los pagos o se equivoca constantemente en operaciones básicas.

Desorientación en tiempo o lugar

La persona puede perder la noción de la fecha, del día de la semana o incluso del año. También puede olvidar cómo llegó a un lugar conocido o confundirse en su propio vecindario. Es común que los familiares noten episodios de extravío en espacios habituales.

Problemas con el lenguaje

Olvidar palabras comunes, detenerse a mitad de una conversación porque “se fue la idea” o llamar a los objetos por nombres incorrectos son señales frecuentes. Esto genera frustración tanto en la persona como en quienes la rodean.

Colocación inadecuada de objetos

Poner la plancha en el refrigerador, guardar el control remoto en la despensa o perder documentos importantes en lugares inusuales puede ser un signo de alerta. Al inicio, la familia puede interpretarlo como despiste, pero cuando se repite con frecuencia, requiere atención.

Disminución del juicio o toma de decisiones

El Alzheimer puede alterar el criterio en asuntos cotidianos. Personas que antes eran precavidas pueden volverse vulnerables a fraudes telefónicos, hacer compras innecesarias o descuidar su higiene personal. La familia suele notarlo cuando empiezan a aparecer gastos extraños o descuidos evidentes.

Retiro de actividades sociales

El miedo a equivocarse o la dificultad para seguir conversaciones lleva a la persona a evitar reuniones familiares, salir con amigos o participar en hobbies. Lo que antes disfrutaba empieza a perderse, y el aislamiento se vuelve evidente.

Cambios en el estado de ánimo o personalidad

El Alzheimer no solo afecta la memoria: también puede volver a la persona irritable, ansiosa, desconfiada o con tristeza repentina. La familia suele percibir un “cambio de carácter” que no logran explicar.

Problemas para realizar tareas habituales

Conducir, cocinar, usar el teléfono o manejar aparatos eléctricos puede convertirse en un desafío. Un ejemplo común es cuando alguien que cocinaba sin dificultad empieza a olvidar ingredientes o a dejar la estufa encendida.

Alteraciones en la visión y percepción

No se trata solo de problemas de la vista propios de la edad. En el Alzheimer puede haber dificultad para calcular distancias, reconocer colores o percibir la profundidad, lo que aumenta el riesgo de caídas o accidentes en el hogar.

Reconocer estas señales no significa que exista un diagnóstico definitivo, pero sí es un llamado de atención para acudir al médico y realizar una valoración. Detectar a tiempo el Alzheimer permite planear mejor el futuro, proteger la seguridad y acompañar con mayor empatía a quienes lo viven.

 

 

 

 

Elaborado por Jazmín Camacho | Gerontóloga