¿Dolor o achaques de la edad? No ignores las señales de tu cuerpo
Envejecer es un proceso natural, pero no todos lo vivimos de la misma manera. Una de las creencias más peligrosas en la vejez es asumir que todo malestar es un «achaque» propio de la edad.
¡Nada más falso! No todo dolor es «normal» y, en muchos casos, puede ser una alerta de nuestro cuerpo que no debemos ignorar.

¡Que no te gane la costumbre!
Frases como «es normal a mi edad», «todos tenemos dolores» o «así es la vejez» han hecho que muchas personas mayores ignoren señales de enfermedades graves. A veces, lo que parece un simple dolor en la rodilla puede ser un problema articular que, si no se atiende a tiempo, llevará a una pérdida progresiva de movilidad. O ese ardor en el pecho tras una comida puede no ser «solo gastritis», sino un problema cardíaco en desarrollo.
Envejecimiento: ¡Cada quien a su ritmo!
No hay dos envejecimientos iguales. La historia de cada persona, su genética, sus antecedentes, sus hábitos en la juventud y su estilo de vida impactan en cómo llegará a la vejez. Por ejemplo, quienes realizaron ejercicio regularmente pueden tener menos problemas articulares, mientras que aquellos con una dieta alta en azúcar pueden desarrollar diabetes tipo 2.
Pero ojo, ¡esto no significa que todo esté perdido! Nunca es tarde para mejorar hábitos y darle a nuestro cuerpo la atención que merece.
¿Dolor o achaque? Aprende a diferenciarlos

¿Cuándo acudir al médico?
No todo dolor es urgencia, pero hay señales que NO se deben ignorar:
- Si el dolor aumenta después de 5 puntos en una escala de 10.
- Si un síntoma persiste por más de dos semanas.
- Si afecta actividades diarias como caminar, comer o dormir.
- Si va acompañado de fiebre, inflamación o pérdida de peso sin explicación.
- Si hay dificultad para respirar o dolor en el pecho.
Las emergencias médicas NO esperan. Un infarto, un derrame cerebral o una fractura requieren atención inmediata.
Para familiares y cuidadores: ¡Escuchen sin juzgar!
Muchas veces, los hijos o nietos creen que los adultos mayores «exageran» su malestar. Sin embargo, con la edad, los umbrales del dolor cambian y las manifestaciones de una enfermedad pueden ser diferentes a las de un adulto joven.
Si un ser querido menciona un dolor recurrente, acompáñalo a revisión. No se trata de alarmarse sin motivo, sino de prevenir complicaciones, e incluso informate con su médico signos y síntomas de alerta de la enfermedad con la que ha sido diagnosticado. .
Todos envejecemos, pero la clave está en hacerlo con calidad de vida. No ignores las señales de tu cuerpo y recuerda: el envejecimiento no significa resignarse al dolor. Un chequeo a tiempo puede marcar la diferencia entre un achaque y un problema serio. ¡Tu bienestar vale la pena!